HACIA UNA POLÍTICA MÁS PARTICIPATIVA


                    Hacia una política más participativa:

En los últimos años la falta de transparencia, ética y hasta casos de corrupción han minado la confianza en los partidos políticos, especialmente en países de Latinoamérica, si bien este no es un problema solo de nuestra región ya que es de público conocimiento que la falta de credibilidad en la política o en la clase política es casi un fenómeno mundial por muchas otras cuestiones. Claro que no todo está perdido y menos aún con las nuevas demandas propias del siglo XXI, la sociedad se enfrenta a nuevos retos y compromisos que deben ser abordadas por una nueva clase política con capacidad de conducir y liderar entendiendo las demandas de parte de la sociedad, brindando soluciones a la mayor cantidad de problemas que se presenten en el día a día, por otra parte también se necesita dinamizar las respuestas a las urgencias abriendo canales continuos y permanentes de comunicación con la comunidad.
Los ciudadanos merecen ser escuchados, a veces las mejores ideas provienen de personas comunes que quieren aportar algún proyecto o simplemente una opinión acerca de la realidad social, por lo cual nuestras formas de gobierno o sistemas democráticos y representativos deben cambiar con la mayor urgencia para empezar a construir formas más participativas donde se fomente el debate, la petición y el dialogo constante que asegure no solo la participación de muchas más personas, sino que inserte a los más jóvenes cada vez más en la vida participativa con poder de decidir dentro de sus comunidades e incluso impactar positivamente en ellas. Los jóvenes de este siglo se caracterizan por su espíritu innovador que a través de las tecnologías se puede cambiar al mundo, solucionar muchos de sus problemas más urgentes y garantizarles un futuro mejor pero estas virtudes se pierden a veces por una falta de acompañamiento de parte de la dirigencia política o empresarial y si a esto se le suma la burocratización del estado entonces se convierte en un grave problema que finalmente acaba en falta de interés de una gran parte de la juventud y es acá donde se debe buscar una solución que garantice una participación fluida y permanente con todos los sectores de la juventud garantizando todos los derechos incluso el de poder peticionar  y gestionar ante los entes públicos y privados dentro de un estado que valore la fuerza joven.
Creo que los jóvenes pueden ser parte de grandes cambios no solo quedo demostrado en la historia sino porque son los que comprenden mucho más rápido los cambios en su entorno y no solo lo procesan, sino que lo potencian y es acá cuando una tormenta de ideas e iniciativas aparecen para marcar un camino que lleva a muchos cambios, en lo personal ellos pueden mejorar e intervenir en asuntos muy importantes por eso hay que escucharlos para captar esas iniciativas o visiones que crean un impacto positivo. El poder crear marcos legales que protejan y garanticen los derechos a una mayor participación sería lo ideal para cualquier sociedad que apoye a los jóvenes a involucrarse y a hacer valer sus derechos como ciudadanos, esto se puede observar en jóvenes que se organizan en organizaciones civiles, estudiantiles o de sindicatos para no solo hacer valer sus derechos sino para contribuir en la toma de decisiones y así dar sus opiniones o construir nuevas alternativas en cuanto al trabajo y su capacidad de impacto dentro de la sociedad.

Entonces la tarea del estado es dinamizar y poner en practica métodos más eficientes en cuanto a la gestión, trasparencia y ética gubernamental para generar más confianza dentro de la sociedad desterrando la burocracia que afecta a todos los sectores estatales y también del orden privado ya que daña los principios de la participación que no solo reclama por cuestiones de necesidad sino también propone nuevas miradas y es este punto el más importante porque al darle el lugar a los jóvenes es también liberar cientos de propuestas y proyectos que aportan ópticas diferentes , para eso hay que simplemente escucharlos a cada uno de ellos.

Los buenos valores creo que deben ser inculcados a las nuevas generaciones de líderes y ciudadanos activos que actúen, que se comprometan pues la democracia no solo se debe terminar cuando se abren las urnas, sino que se debe cultivar, pero sobre todo buscar empoderar a toda la sociedad con herramientas que el mismo estado garantiza y solo de esta manera los jóvenes ciudadanos tendrán más conocimientos a la hora de dar una opinión o participar en decisiones que les sean de sus intereses. Los jóvenes son el presente, el no escucharlos seria pecar de un estado de necedad absoluta desconociendo a la naturaleza humana de ´´animal político´´ quien el mismo Aristóteles definiera hace mucho tiempo. Para lograr una comunión definitiva entre la clase política y sectores de la sociedad los partidos deben abrirse aún más desechando la verticalidad como forma de organizarse y adoptar la horizontalidad una nueva fórmula organizacional que permite a los partidos ser más inclusivos e igualitarios, no solo por ser más equitativos sino poder ayudar a la sociedad a empoderarse más activamente y que puedan ser el motor de la transformación para todos aquellos problemas que necesiten una solución a largo plazo como también así a corto plazo.

                           JORGE GONZALO FERNÁNDEZ BLANCO

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